El agua potable debe cumplir con varias características esenciales para garantizar la salud y el bienestar de quienes la consumen. En primer lugar, debe ser microbiológicamente segura, es decir, estar libre de patógenos como bacterias, virus y parásitos que pueden causar enfermedades. Esto se logra a través de procesos de tratamiento como la cloración, ozonización o el uso de filtros purificadores de alta eficiencia. En segundo lugar, debe estar libre de contaminantes químicos y físicos, como metales pesados (plomo, mercurio), pesticidas, herbicidas, y sedimentos, que pueden tener efectos tóxicos y perjudiciales para la salud a largo plazo. Además, el agua potable no debe tener un sabor, color y olor, lo que implica la ausencia de sustancias que puedan alterar estas propiedades sensoriales. Por último, el agua destinada al consumo humano debe cumplir con los estándares y regulaciones establecidos por autoridades de salud pública, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las normativas nacionales específicas de cada país.

¿Qué pasa si el agua tiene olor?

Cuando el agua tiene un olor inusual, puede ser una señal de que está contaminada y podría ser peligrosa para beber. Los olores desagradables en el agua potable pueden ser causados por diversos contaminantes, y cada tipo de olor puede indicar un problema específico. Por ejemplo, un olor a cloro puede ser un indicador de un exceso de desinfectante utilizado en el tratamiento del agua. Si bien el cloro es comúnmente utilizado para eliminar patógenos, su presencia en niveles demasiado altos puede ser perjudicial y afectar negativamente el sabor y olor del agua.

Un olor a tierra o moho en el agua puede ser indicativo de la presencia de algas, hongos o bacterias. Este tipo de contaminación puede ocurrir cuando hay filtraciones en las tuberías o cuando el agua estancada en los sistemas de distribución favorece el crecimiento microbiano. La presencia de estas sustancias no solo afecta el sabor y olor del agua, sino que también puede representar un riesgo para la salud, ya que algunos tipos de algas y bacterias pueden producir toxinas.

Un olor a huevo podrido sugiere la presencia de sulfuro de hidrógeno (H₂S), un gas que puede ser producido por la descomposición de materia orgánica en condiciones anaeróbicas. Aunque el sulfuro de hidrógeno es notoriamente reconocido por su olor desagradable, en concentraciones elevadas puede ser tóxico y representar un serio riesgo para la salud, incluyendo problemas respiratorios y neurológicos.

Ciertos olores químicos en el agua pueden ser indicativos de la presencia de compuestos orgánicos volátiles (COV), que pueden provenir de derrames industriales, pesticidas, y productos químicos utilizados en la agricultura. Estos contaminantes pueden ser peligrosos no solo por su toxicidad inmediata, sino también por sus efectos a largo plazo, como el desarrollo de enfermedades crónicas y cáncer. La presencia de metales pesados en el agua también puede ser detectada a través de cambios en el olor. Por ejemplo, ciertos compuestos metálicos pueden impartir un olor metálico al agua.

En resumen, cualquier cambio en el olor del agua potable debe ser investigado a fondo para determinar la causa y tomar las medidas necesarias para tratar y purificar el agua antes de su consumo. Es fundamental que el agua que se consume sea segura y esté libre de cualquier contaminante que pueda afectar la salud humana. Puedes cuidar tu salud y la de tu familia, tomando algunas medidas para protegerte y solicitando el apoyo de bebbia, para la purificación de agua en el hogar.

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Cómo quitar el olor del agua

Es importante resaltar que debes botar el agua de tanques o cisternas, puedes usarla para regar o lavar el patio, por ejemplo, pero nunca para consumo directo. Recuerda que no existe un método casero que puedas usar para quitar el olor del agua. Ni el cloro, el yodo o hervirla serán capaces de eliminar de forma eficaz los contaminantes disueltos en el agua.

En el caso del pozo Alfonzo XIII, el contaminante (una mezcla de aceites y lubricantes) es imposible de eliminar a través de métodos caseros.  Afortunadamente, existen métodos efectivos para eliminar olores y hacer que el agua sea segura para beber. Algunas técnicas específicas para abordar este problema son:

– Filtración con carbón activado

El carbón activado es conocido por su capacidad para adsorber una amplia variedad de contaminantes, incluidos los químicos y los hidrocarburos presentes en el agua. Los filtros de carbón activado son altamente efectivos para eliminar estos compuestos del agua, dejándola limpia y libre de olores desagradables. Este método es especialmente útil para limpiar el agua que ha sido contaminada por vertidos químicos o industriales. La forma más sencilla de procesar el agua de este modo es usando un purificador con un cartucho de carbón activado con plata coloidal, como los que ofrece Rotoplas.

– Ultrafiltración avanzada

La ultrafiltración es un proceso de purificación de agua que consta de tres etapas: Filtro Jumbo, Filtro de Carbón Activado y Filtro de Ultrafiltración. Este método retiene bacterias y materia orgánica, proporcionando agua cristalina apta para beber. Además, mejora el sabor, color y olor del agua, con una capacidad de purificación equivalente a 120,000 litros. También incluye un sistema de retrolavado y cumple con la normativa NOM 244-SSA1-2008 emitida por COFEPRIS.

– Ósmosis Inversa

Las tecnologías de membranas, como la ósmosis inversa, son eficaces para eliminar una amplia gama de contaminantes del agua potable, incluidos los hidrocarburos y otros químicos. Estas membranas funcionan como barreras físicas que permiten el paso de moléculas de agua mientras retienen los contaminantes más grandes, proporcionando así agua purificada y libre de olores. Además se eliminan virus y bacterias que causan olor o sabor en el agua.

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En esta oportunidad las personas de las colonias afectadas pudieron detectar la presencia de contaminantes por el olor, pero hay contaminantes que no presentan olor, por lo que es necesario contar con un proceso de purificación adicional para asegurarnos de que el agua que bebemos en casa es segura. Esta experiencia debe enseñarnos que es hora de tomar acción y proteger a nuestra familia garantizando la pureza del agua que usamos en casa.

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