5 parámetros de calidad del agua que debes saber para asegurar tu salud

Cuando abres la llave del agua en algún lugar y tienes sed, es muy común preguntarse qué pasaría si te la bebes. Existen ciertos parámetros de calidad del agua que te pueden servir para saber qué tan segura o confiable es la fuente. Aunque podría parecer que a simple vista es fácil saber qué tan buena es el agua que te vas a tomar, cada año, miles de personas alrededor del mundo contraen enfermedades relacionadas a la mala calidad del agua y esto puede ocurrir directamente en tu hogar.

Aunque podría parecer que a simple vista es fácil saber qué tan buena es el agua que te vas a tomar, cada año, miles de personas alrededor del mundo contraen enfermedades relacionadas a la mala calidad del agua y esto puede ocurrir directamente en tu hogar.

Aún cuando la mejor manera de saber exactamente qué es lo que hay en tu agua es someterla a pruebas hechas por un profesional, lo cierto es que hay algunas maneras de detectar contaminantes usando todos tus sentidos. Por eso, a continuación te contamos sobre 5 parámetros de calidad del agua que debes conocer antes de servirte un vaso con agua para que no comprometas tu salud.

  1. Sírvete el agua en un vaso de vidrio transparente

Para hacer las siguientes pruebas, lo mejor es servirte el agua en un vaso que te permita ver a través de ella. Fíjate en su claridad, el agua que es segura para beber debería ser idealmente clara. Una forma de saber si el agua está contaminada es buscar turbidez. Si bien el agua turbia no es necesariamente peligrosa para su salud, podría indicar la presencia de agentes patógenos o productos químicos no seguros.

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  1. Siente su textura

Lávate las manos con el agua y verifica que no te quede una sensación viscosa o terrosa. También puedes revisar cómo queda el fondo de tu vaso después de servirte el agua, ya que en ocasiones se puede notar aquí la misma sensación.

  1. Revisa el grifo y las salidas del agua

El agua dura a menudo se caracteriza por una acumulación de sustancias como el calcio o el magnesio, que pueden dejar depósitos en el fregadero, el grifo o el vaso. También se puede sentir diferente cuando te lavas el cabello o te meter a bañar, ya que el shampoo hace menos espuma o te puede quedar una sensación de rigidez en la piel cuando terminas. El agua dura no es una señal segura de que la fuente de agua está contaminada, pues en la mayoría de los casos, es causada por un exceso de calcio o magnesio, que no debería representar ningún daño para la salud.

  1. Fíjate en el color

El parámetro de calidad del agua que es inquebrantable es que esta siempre debe de ser incolora, por lo que si notas que tiene algún color, será mejor revisarla a fondo. Los colores amarillo, naranja o marrón nunca son una buena señal. El agua amarilla podría indicar la presencia de cromo-6, el químico que causa el cáncer que resultó en una demanda presentada por la defensora del agua limpia Erin Brockovich, cuya película se hizo famosa. También podría ser un signo de una acumulación de hierro, manganeso, cobre o plomo.

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Cuando el agua se ve naranja o marrón también puede contener exceso de hierro, manganeso o plomo, o indicar la presencia de óxido, que puede generar bacterias. Por otro lado, cuando el agua está teñida de verde o azul podría contener niveles elevados de cobre o presencia de algún alga o microorganismo, y puede significar también que las tuberías están corroídas o tienen alguna fisura por lo que sería recomendable revisarlas con un especialista. Aunque el cobre no es malo para la salud en pequeñas dosis, los altos niveles de exposición pueden producir problemas como anemia o daño hepático y renal.

  1. Sírvete el agua y huélela

La nariz es un excelente guía para ubicar parámetros de calidad en el agua, pero como cuando tomamos agua dejamos de respirar, a menudo su olor puede pasar desapercibido. Por esta razón, siempre es recomendable que antes de que te tomes el agua, acerques tu nariz y la olfatees un poco para notar la presencia de algún olor. Recuerda que las características principales del agua es que es incolora, insípida e inodora, por lo que cualquier opuesto puede significar la presencia de algún contaminante.

Si el agua huele a cloro, se debe de tener cuidado con el exceso del mismo. El cloro regularmente se agrega al suministro de agua para matar gérmenes y patógenos, sin embargo, si se mezcla con otros productos orgánicos o se encuentra en altas concentraciones, puede causar irritación en la piel y también podría aumentar el riesgo de cáncer.

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Por otro lado, el olor a huevos podridos significa que el agua podría contener sulfuro de hidrógeno, un gas incoloro que puede ocurrir naturalmente en el agua subterránea. Cuando este gas se expone a ciertas bacterias, se convierte en sulfato, lo que puede causar deshidratación o diarrea.

El agua que huele a pescado también puede contener cadmio, un químico que se encuentra en los minerales de plomo y cobre, que a menudo se filtra en las tuberías a través de los desechos industriales. La exposición a niveles elevados de cadmio en el agua potable puede causar daño renal, hepático y óseo. Mientras que un sabor metálico podría indicar la presencia de exceso de hierro o cobre. Las tuberías oxidadas pueden liberar metales como hierro, manganeso, zinc, cobre y plomo en los suministros de agua locales, lo que le da al líquido un sabor metálico o salado.

Estos 5 parámetros de calidad del agua te ayudarán a conocer si lo que estás bebiendo está limpio y no tendrá repercusiones en la salud de tu familia. Una forma de tener más confianza en lo que bebes es instalando un filtro purificador de agua

Estos eliminan el 99.99% de las bacterias y virus, además remueven los olores y sabores del agua.