Día mundial de la alimentación: El papel de la agroindustria
El día mundial de la alimentación se celebra cada 16 de Octubre. Lo que se pretende con esta celebración es que los ciudadanos de todos los países logren articular soluciones y recursos para erradicar el hambre. La agroindustria tiene un papel protagónico dentro de esta celebración, pues una buena parte de los problemas y soluciones están circunscritos dentro del proceso de producción, procesamiento y distribución de los alimentos.
Este es el momento de replantear métodos, de cuestionar aquellas prácticas que nos ha dado la tecnología y el desarrollo moderno, incluyendo el uso de semillas modificadas genéticamente o el uso excesivo de agua. ¿Es posible implementar nuevos materiales o herramientas en el proceso productivo? ¿Qué podemos hacer para mejorar la conservación de granos o semillas? ¿Podemos evitar el desperdicio de agua? Descubre también cómo Rotoplas apoya el desarrollo agroindustrial con la creación de tanques verticales para solucionar algunos de estos problemas.
¿Para qué sirve el Día Mundial de la Alimentación?
Establecido por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la alimentación) en 1979, el día mundial de la alimentación tiene el objetivo de sensibilizar a todas las personas del mundo sobre toda la problemática relacionada con los alimentos, incluyendo el hambre, la desnutrición y todos los conflictos socioculturales relacionados con esto.
Se escoge esta fecha para el día mundial de la alimentación porque un 16 de Octubre de 1945 se reúnen en Quebec, Canadá, 42 países para crear la FAO. La meta era erradicar el hambre del planeta, la malnutrición y establecer un sistema alimentario mundial más eficiente. En la actualidad hay más de 150 países involucrados en la celebración, en los que se busca crear conciencia y acción a favor de quienes padecen de hambre, además de recordar la necesidad de que se respete y garantice la seguridad alimentaria para todas las personas.
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Objetivos del Día de la alimentación:
– Involucrar a las poblaciones rurales en la celebración, incluyendo a mujeres y otros actores sociales menos privilegiados para que tomen conciencia de cómo la alimentación influye en sus condiciones de vida.
– Poner en perspectiva el problema del hambre en el mundo, entendiendo que es real y cercano.
– Promover el uso de tecnologías eficientes en lugares en vías de desarrollo.
– Fomentar la solidaridad nacional e internacional en la lucha contra el hambre, malnutrición, desigualdad y pobreza.
– Destacar los éxitos relacionados con el desarrollo alimentario y agroindustrial.
El papel de la agroindustria en el día mundial de la alimentación
Una parte del problema del hambre en el mundo está relacionado con la producción y distribución desigual de los alimentos. Esto tiene que ver con los métodos de producción empleados en lugares menos desarrollados y no con la producción global. Esto es muy fácil de apreciar cuando entendemos que en el mundo se producen anualmente el doble de los alimentos que se necesitan para alimentar a TODAS las personas que habitan la tierra, pero más de 800 millones de personas pasan hambre, según cifras de la FAO.
Cualquiera pensaría que la solución es simple: hay que llevar ese excedente de alimentos a las zonas donde hace falta, pero aquí es donde nos damos de bruces con la realidad de que aquí el problema es de origen ético y no técnico. Hay un montón de factores económicos, ambientales, sociales y políticos que confluyen para empeorar la situación. Lamentablemente el problema lejos de acabarse, se agrava. Incluso en países desarrollados como Estados Unidos existen personas que padecen de inseguridad alimentaria o de hambre, producido por la gran desigualdad económica.
La inseguridad alimentaria tiene varias caras. Además de las personas que no pueden comer porque no tienen acceso a los alimentos, están quienes consumen sólo alimentos procesados, de calorías elevadas pero sin nutrientes esenciales porque son los más baratos del mercado y es lo único que pueden pagar.
Desigualdad y producción alimentaria
La agroindustria ha dado un gran salto en los últimos tiempos, gracias a avances tecnológicos que han permitido aumentar la productividad del campo de forma drástica. A principios del siglo XX se descubre cómo sintetizar fertilizantes, con lo que es posible tener tierras productivas todo el año. A esto se suman máquinas como tractores y otros, además de tecnología para garantizar un suministro constante de agua para riegos. Tenemos todo para producir a niveles sobrehumanos.
En este punto comienza la brecha entre los países y regiones. En lugares más pobres no es posible invertir en la industrialización, así que se produce menos, se gana menos y no se puede invertir en equipos o en el crecimiento. Como si fuera poco, el calentamiento global también afecta de manera negativa, por lo que las cosechas incluso pueden reducirse más y más.
Todos los pequeños productores conocen de primera mano estos problemas: la falta de lluvia, las costosas semillas modificadas que producen más fruto, las plagas resistentes a los insecticidas, las tierras agotadas, los abonos y fertilizantes cada vez más costosos, la dificultad de conseguir buenas semillas orgánicas, el costo elevado de maquinarias y equipos… son muchos los problemas que se traducen en cosechas reducidas y ganancias minúsculas para el productor, pero con precios exagerados para el consumidor final.
¿Qué puede hacer el productor agrícola?
El productor agrícola, sin importar su tamaño, tiene la responsabilidad de retomar prácticas ecológicas que permitan mejorar los niveles de producción de forma sustentable. Se trata de aprender a aprovechar los recursos propios de la región de forma eficiente para producir sin ocasionar un impacto medioambiental que agrave el problema del calentamiento global. Además, si se conoce la región y se aprovechan sus características medioambientales, es posible tener cosechas rentables sin tener que invertir demasiado.
Asimismo, es necesario evitar el desperdicio de alimentos y semillas durante su almacenamiento o transporte. Esto se logra con el almacenamiento adecuado, en contenedores creados para tal fin. Otro punto importante es aprender a usar el agua de forma responsable y sostenible. La instalación de sistema de riego por goteo, por ejemplo, o el uso de tanques verticales para la recolección de agua de lluvia o para el almacenamiento seguro de fertilizantes, es importante. Otro punto fundamental se relaciona con el uso de tecnología como los biodigestores para el tratamiento de aguas residuales residenciales, que pueden ser aprovechadas para el riego y cuyos lodos pueden usarse como fertilizante.
Rotoplas puede apoyar a pequeños y medianos productores con toda la línea de contenedores, tanques y conducción. Somos aliados cuando se trata de maximizar los beneficios reduciendo el impacto ambiental. Juntos podremos crear un mundo en el que más personas tengan seguridad alimentaria.